Cuando los sueños se convierten en tu mayor aliado y además te haces consciente de ello, algo grande se ha produce en ti. Hace un tiempo vino a mi consulta una persona que había tenido un sueño cuyas escenas eran dignas de una película de terror y ciencia ficción a la vez. No me entretendré esta vez en relataros el sueño, ya que alguien podría pensar que a esa persona se le ha ido la olla. Y nada más lejos. En estos sueños suele haber una carga muy fuerte de sabiduría y es que a veces saber mucho da miedo. Tras analizar el sueño con grandes dificultades observamos que toda la rabia acumulada en la persona proviene de algo tan "insignificante" como lo de oír tantas y tantas veces la orden de -niño, cállate-, o -no digas eso-, o -los niños no se meten en las conversaciones de los mayores-. Y tantas consignas relacionadas con el infranqueable muro que divide el reino de "Adultonia" con la república de "Infantilandia". Ambos mundos son reales pero con realidades muy diferentes y en ocasiones opuestas. Cada uno tiene unas consignas muy claras, una cultura muy bien definida incluso unas leyes que cada individuo conoce inconscientemente, pero cuando ambos mundos se cruzan en una intersección se pueden producir conflictos imprevisibles.
El lenguaje de los niños es diferente que el de los adultos. No he dicho nada que no sepa nadie. Sin embargo, lo que el adulto a veces no consigue completar es su compatibilidad con los niños. Me encuentro casos de padres que tratan a sus hijos como incapaces, como molestias o como ingenuos pero también como todo lo contrario, como adultos. Sí, habéis oído bien, padres que tratan a sus hijos como adultos. Y nos vamos de un extremo a otro. Un niño puede acumular y contener una rabia y una agresividad escondida durante toda su vida y eso tiene unas consecuencias futuras.
El atardecer de la vida es el momento idóneo para empezar a hacer la limpieza en el baúl que guardamos en aquella zona sombreada de nuestra mente. Algo sucede en la persona que, el recogimiento provoca que todos los fantasmas, monstruos y bestias del inconsciente se liberen y se sanen. Entonces, como decía el Dr. Wayne Dyer, "lo que en la mañana era verdad en la tarde ya no lo es". El niño que siempre has sido te ha acompañado toda la vida y seguirá ahí, dolido hasta que le prestes atención.
Los niños son el espejo de los padres,
con sus frustraciones y su luz,
con sus capacidades e incapacidades.
Todo.
IGC
Ilde García
Psicoterapeuta y profesor de taichí
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