
-Y dime ¿Qué es lo que has aprendido de todo tu viaje?
A lo que el nieto le respondió:
-Muchas cosas, he aprendido a conocer a las personas, a respetar sus costumbres, a tolerar sus conductas, a adaptarme al medio, a ser parte integrante de todo, a valorar las pequeñas cosas y los momentos breves, a desvalorizar lo material, a disfrutar del silencio y del ruido, a entender los ciclos de la Naturaleza, a entender y a hacerme entender, a escuchar, a mirar el cielo, a comprender la oscuridad del Universo, a leer en las estrellas, a valorar una sonrisa, a....
Entonces el abuelo lo interrumpió:
-Vaya, si que has aprendido cosas. Hace rato que no te escuchaba porque me perdí en alguna cosa de esas que me decías. Tengo que felicitarte por todo lo que te has traído a casa, es muy importante. No obstante no creo haber escuchado que dijeras que has encontrado "el amor". Y no me refiero a una chica, no. Me refiero a tu amor interior. Y puede que lo hayas encontrado pero mientras invertías el tiempo en conocer lugares, personas y no sé cuántas cosas más te ha faltado conocerte a ti mismo. Todo eso que que has aprendido lo podrías haber obtenido sin salir de tu casa porque todo lo que está a fuera de ti está también a dentro. Todo lo que se cruza en nuestro camino es nuestro propio reflejo. Las personas, las situaciones, los lugares, todo es un reflejo. Pero ahora, el verdadero viaje lo empiezo yo. Aún así solo me queda decirte que ya has llegado mucho más lejos que la mayoría de las personas.
Hasta los viajes más cortos nos enseñan algo de nosotros mismos
Ilde García
Psicoterapeuta
y profesor de taichí
T. 628 704
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