jueves, 22 de septiembre de 2016

EL CUERPO HABLA, LA BOCA MIENTE

-Hola ¿Cómo estás?
-Bien ¿y tu?
Mentira, todo mentira. A veces, una simple frase de cortesía, nos convierte en mentirosos. Cuando alguien me pregunta que como estoy, y yo, apenado por una ruptura, preocupado por el trabajo, enfadado con alguien de mi familia, solo se me ocurre decir -BIEN. Supongo que, como no deseamos entrar en una disertación de mi estado emocional, con esa persona que me encuentro por la calle, doy la respuesta fácil y escueta y me quedo tan ancho. Es decir, mi boca miente. Sin embargo mi cuerpo dice otra cosa totalmente diferente. Nos aprovechamos del desconocimiento que tienen las personas, de las respuestas del cuerpo, para poder decir mentiras. Pero cuando yo digo una mentira algo sucede en mis circuitos neurológicos, que no funcionan igual que cuando digo la verdad. Algo se desequilibra, algo no funciona con normalidad a nivel neuronal, incluso endocrino. Esas extrañas respuestas neuronales actúan sobre el físico o incluso se somatizan en forma de afecciones, incluso enfermedades. Existe un presidente de un Estado del sur de Europa, que no voy a mencionar, que cada vez que dice una mentira le tiembla el párpado. Es muy gracioso porque, aún sabiendo que todo es mentira, él sigue con su tema como si creyera que los ciudadanos no sabemos que miente. Hay personas a las que les pica la nariz o la oreja, otros carraspean, muchos suelen bajar la mirada o desviarla incluso los hay se tienen tendencia a tapar su boca con un dedo.

El lenguaje NO verbal implica un 70% (aproximadamente) de la comunicación, mientras que el lenguaje verbal se lleva el 30% restante. No es fácil captar según que respuestas del cuerpo porque, muchas veces, la persona no está mintiendo, simplemente se siente incómoda con el tema y su cuerpo también reacciona. Solo hay que saber cuándo la respuesta viene de una mentira y cuándo viene de una situación embarazosa.

Aún así, yo pienso que las personas tenemos derecho a mentir, ya sea para autoprotegernos, para despistar o para lo que sea. Es importante aprender a no destapar las verdades de las otras personas ya que nunca sabes cuando esta persona va a entrar en conflicto. Solo cuando estamos preparados para enfrentarnos a nuestras verdades, podemos poner las cartas abiertas sobre la mesa.


Si algo he aprendido en la vida
es que la mentira se pone en contra
de quien la inventa

Dalai Lama


Ilde García
Psicoterapeuta y profesor de taichí
T. 628 704 281
e-mail: ildegarciachica@gmail.com
Blog: http://lamiradadelalechuza.blogspot.com.es

jueves, 8 de septiembre de 2016

SEXO EN LOS SUEÑOS

Un tema de mucha controversia en el mundo de los sueños es cuando nos aparecen escenas con connotaciones sexuales. Los sueños sexuales van desde un simple elemento sexual, como por ejemplo, un sueño en el que aparece un chico vestido normal pero con una erección, hasta una escena sexual completa. Es lo que se conoce popularmente como sueños eróticos, aunque ahora veremos que no es así. Un sueño sexual se puede interpretar de muchas maneras pero para eso tenemos que ver qué simboliza el sexo para cada uno de nosotros: una forma de amar, una unión con el otro sexo, una necesidad, una forma de sumisión, un rechazo, un trauma, una mala educación, una liberación y muchas cosas más. El sexo en sueños, nos puede estar hablando de traumas y conflictos personales, que podrían estar relacionados con el área sexual del soñador, aunque no siempre. A veces surgen sueños en los que no aparece ningún elemento sexual y su interpretación nos podría remitir a un tema personal con el sexo.

Hace tiempo un hombre me contaba un sueño repetitivo en el que se veía teniendo relaciones con su esposa y en el momento de la eyaculación ésta quedaba frenada y no se liberaba. Tras un trabajo analítico, observamos que esté hombre se resistía a tener hijos, por una cuestión de criterios mentales y conflicto con su padre.
Una mujer me contaba un sueño en el que se veía teniendo sexo por detrás con su padre. Tras el análisis, vimos como el padre la había estado sometiendo toda la vida, a hacer las cosas como él quería y nunca le permitió tener iniciativa propia.
Otro hombre me contaba un sueño en que veía a un niño de 9 años jugando en un parque infantil con una erección y subido en uno de los columpios. Tras analizar el sueño vimos como a la edad de 9 años fue sometido a tocamientos por un seminarista en un colegio religioso, hecho que su mente racional había olvidado por completo.
Otra mujer me hablaba de un sueño en el que se veía teniendo sexo placentero con su marido y disfrutando mucho del momento. De hecho vino a mi consulta porque deseaba separarse ya que veía que su marido se estaba alejando sentimentalmente de ella y el sueño le estaba diciendo que igual era ella la que se estaba alejando de él y que debía unirse y amarlo en lugar de rechazarlo.
Otra mujer contaba en un sueño que no dejaba de tener orgasmos constantemente. No tenía pareja desde hacía mucho tiempo ya que se dedicaba enteramente al trabajo y a ganar dinero. El sueño estaba liberando psíquicamente toda la tensión acumulada y le decía que debía disfrutar más de la vida de otras maneras: salir, bailar, reír, disfrutar y hacer alguna locura que otra.

La mente suele usar el sexo en los sueños ya que es la base del ser humano: venimos al mundo a través de un acto sexual, la zona sexual se encuentra en los dos primeros chacras, en los órganos sexuales se encuentra la identificación básica del YO (hombre/mujer), el sexo es la mayor liberación de energía del cuerpo, es una manifestación de amor (chacra corazón) aunque también de poder (instinto básico) y tantas otras connotaciones...


El sexo es una gran oportunidad de comunicación,
comprensión y entendimiento
con y para la persona que convive conmigo.
IGC


Ilde García
Psicoterapeuta y profesor de taichí
T. 628 704 281
e-mail: ildegarciachica@gmail.com
Blog: http://lamiradadelalechuza.blogspot.com.es

martes, 6 de septiembre de 2016

REPETIR LOS NOMBRES DE LOS ANTEPASADOS

Hace poco llegó a mi facebook un artículo sobre los efectos, a veces nefastos, de ponerle a los niños los nombres de los padres, abuelos o antepasados. Empecemos por el principio. A priori un nombre solo es un nombre, sin embargo ese nombre tiene un significado que marca una tendencia conductual en la persona. Ese nombre está grabado a fuego en tu conciencia y además está asociado a la vida, con todas sus aventuras y desventuras, acciones, conductas y demás connotaciones personales a tu antepasado. Os voy a contar un secreto: se trata de una conducta que me une a mi abuelo que, por supuesto, llevo su nombre.

Mi abuelo nació hacia el año 1914 (hoy, en 2016, tendría 102 años si viviera) y una de sus batallitas que a veces me contaba era la siguiente. En la guerra civil (1936-1939) él vivía en un lugar ocupado por el bando nacional (los fascistas) y lo reclutaron a la fuerza. Él era de convicción izquierdista, por lo tanto, tras su alistamiento sin opciones decidió desertar y alistarse voluntario en el bando rojo. No debió ser el único que hizo esto, en ambas direcciones, claro. La pena por deserción en guerra se castigaba con la ejecución por fusilamiento y muchos fueron capturados y fusilados, sin embargo mi abuelo logró salvar la vida ¿Qué hizo? algo tan tonto como cambiarse la última letra de su segundo apellido (entonces era más fácil falsificar un documento), que originalmente era Molina y pasó a llamarse Molino. Cuando la guardia civil o los militares hacían inspecciones y lo cogían, él alegaba que siempre lo confundían ya que buscaban a un tal Ildefonso García Molina y él se llamaba oficialmente Ildefonso García Molino y lo dejaban libre. Finalmente murió de viejo en el año 1988.

Pero ahora os cuento mi historia. Mi nombre completo es Ildefonso García Chica y cuando era pequeño mis padres me llevaban a colegios religiosos con la convicción de que estaban haciendo lo correcto. Por aquello de la buena educación y todas esas cosas. Lejos de la educación allí recibida, me encontré en un colegio Salesiano, en el que los 40 niños de aquella endemoniada clase se burlaban de mi por mi segundo apellido (Chica). Cada vez que el profesor pasaba lista diariamente era un infierno esperar mi nombre y ver como todos los niños estallaban en risas jocosas haciendo alarde de una misoginia típica de los años 70. Y lo peor es que ningún profesor estaba dispuesto a frenar aquello. A los 8 años de edad cambié de colegio por un traslado y mi miedo era perpetuar aquel episodio de risas jocosas y burlas sin sentido por mi segundo apellido ¿Cual fue mi salida para evitar aquello? A pesar de estar inscrito en el colegio correctamente, en mi primer día de colegio dije que me llamaba Ildefonso garcía Chico. Sí, cambié la última letra de mi segundo apellido y mantuve la mentira dos años hasta que mi madre vino a hablar con un profesor y se descubrió todo.

Tanto mi abuelo como yo hicimos lo mismo, en contextos diferentes, en situaciones diferentes, en épocas diferentes y con consecuencias diferentes pero la acción, la actitud y los motivos eran los mismos, repetición de patrón. Ambos cambiamos la última letra del segundo apellido para sobrevivir en un entorno hostil. Y creo que aún os podría contar más historias pero no quiero haceros leer tanto, que seguro tenéis cosas mejor que hacer. Aunque ya sabéis, si queréis saber más de vuestros antepasados, repeticiones de actitudes y de cómo afecta en vuestra vida, abajo tenéis mi teléfono.


Y los hijos pagarán los pecados de los padres
En algún lugar de la Biblia




Ilde García
Psicoterapeuta y profesor de taichí
T. 628 704 281
e-mail: ildegarciachica@gmail.com
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