miércoles, 30 de abril de 2014

UNA OLLA A PRESIÓN

¿Qué somos? Somos emociones. Todas las emociones. Nuestro ser es como un gran almacén dónde se acumulan todas las experiencias de nuestra vida. Cada experiencia lleva asociada una o varias emociones juntas. Las hay que son más intensas, aunque las hay que son más leves. Un día tuve el privilegio de trabajar con una persona, que contaba en su almacén personal de experiencias con un gran número de emociones (hasta aquí bien, como todo el mundo), pero estas emociones tenían la particularidad de que estaban reprimidas (bueno, como mucha gente) y él mismo me dijo: -es que me siento como una olla a presión-, después se acordó de que en más de una ocasión había soñado, casualmente, que se veía en una cocina con muchas ollas a presión echando humo. Si es que la mente es increíble ¿no creéis?

Son muchos los motivos que nos llevan a ser como una gran "olla a presión". La manifestación y expresión emocional, dentro de un contexto personal y equilibrado, puede ayudarnos a ir eliminando esos "malos humos" que se nos producen dentro de nosotros. Esa sensación de que "me arde el alma" o "me pone de los nervios", son síntomas de que algo se esta cociendo en nuestra olla interior y si no levantamos la válvula de escape, de la manera adecuada, puede que a nuestro cuerpo le dé por SOMATIZAR. Y cómo muchos de vosotros seguro que ya sabéis, quién somatiza esta ira es el HÍGADO. Gracias al hígado, que amortigua la ira que sufrimos y manifestamos, nuestra alma está más o menos protegida, ya que éste absorbe toda la vibración rabiosa de esta conducta. Pero como todo en la vida, hay un límite y el hígado también lo tiene.
Si te sientes así ¿puedo hacerte dos preguntas?
1ª ¿Cómo es tu sentido del humor?  ¿Qué tiene que ver la rabia con el humor? Pues bien, así me enrabio, así lo compenso con mi sentido del humor.
2ª ¿Qué alimentos comes?  ¿Qué tiene que ver la rabia con la alimentación? Pues bien, así me enrabio, así lo compenso con los alimentos que me gustan.
Cuéntamelo y verás cual es el estado de tu hígado.
 
Feliz día
 
Ilde García
Psicoterapeuta y Nutricionista
Colaborador Instituto AMI y Centre positiva-Ment
T. 628 704 281

martes, 22 de abril de 2014

RECUERDOS

Dicen que el ser humano no es perfecto, a pesar de ostentar el galardón de ser lo más evolucionado de la Tierra (según otro ser humano, claro). Sin embargo poseemos una cualidad que no se sabe si es una bendición o una maldición: RECORDAR.

Los recuerdos son aquellas experiencias del pasado en forma de imágenes, que se nos activan cuando conectamos con un sentimiento concreto. Es decir, que una experiencia asociada a un sentimiento nos lleva a un recuerdo. En nuestra vida rutinaria aparecen recuerdos de todo tipo, incluso me atrevería a decir que es algo que no se puede clasificar de ninguna manera. Pero para que se active un recuerdo tiene que activarse primero la emoción; os pondré un ejemplo:

Imaginad un oficinista que está inmerso en su absorbente trabajo ¿Qué recuerdos pueden venirle a la memoria? seguramente ninguno ya que su sentido emocional está aletargado, debido a su alta actividad mental y concentración. Pero resulta que de repente escucha a una compañera que pasa por su lado, llevando consigo una documentación a otra mesa, tarareando una hermosa canción de los años 80. Éste la escucha y recuerda que con esa canción se enamoró de su primera novieta en el instituto. Por su memoria pasan en aquel momento, aquellas sensaciones emocionales de aquel momento, aquella vivencia y los sentimientos que surgieron de su alma. ¿Qué habría ocurrido si su compañera no hubiese pasado por su lado tarareando aquella canción? Que no habría rescatado aquel recuerdo. Lo habría hecho seguramente en otro momento pero no en ese.

Generalmente los recuerdos nos llevan mucho a la infancia y a la adolescencia, debido a que estas etapas de la vida son las que hemos vivido con más intensidad emocional: aquel juguete tan especial el día de Reyes, aquel primer amor a los 15 años, aquellas vivencias con los amigos y amigas del "insti", aquellos conciertos, el primer baño de la temporada de verano, son tantos. La memoria rescata del pasado aquellos momentos tan bonitos, intensos y emocionantes como los traumáticos, repulsivos e indeseables. Cada uno de esos momentos provocó en nosotros una reacción emocional de tal importancia, que ha permanecido en algún lugar de nuestro ser para siempre. Y sin saber cómo un buen día salen, se ponen de manifiesto. Esas reacciones emocionales forman parte de nuestro ser y también van forjando nuestra conducta día a día; van aportando su granito de arena en la construcción y desarrollo de nuestra persona ya que lo que somos hoy es el largo resultado de lo que vivimos ayer.

Recordad pues todas aquellas experiencias del pasado en las que vivisteis intensamente y experimentad toda aquella explosión de emociones y sentimientos. Sentíos vivos aunque tengáis 40, 50, 60, 70, 80, 90 ó 100 años. Los recuerdos y los sentimientos asociados a aquellos recuerdos jamás os los podrá arrebatar nadie. Ni siquiera vosotros mismos. Ya que si una vez los vivisteis los podéis volver a vivir cuando lo deseéis.
 
Felices recuerdos a todos y todas
 
Ilde García
Psicoterapeuta y Nutricionista
Colaborador Instituto AMI y Centre positiva-Ment
T. 628 704 281

domingo, 20 de abril de 2014

LO BONITO DE MORIR

Hace tiempo entré en un mundo desconocido para mí. Un mundo al que le tenía un respeto increíble, incluso miedo. La muerte. Esa palabra que a veces nos aterra y debido al paradigma que ocupa tendemos a negarla, desecharla incluso menospreciarla. La gente me dice a veces "todo tiene solución menos la muerte".
Yo les respondo: -no, incluso la muerte tiene solución-. Occidente esta sumergido en una cultura de racionalidad a veces extrema que hace que nos olvidemos de las 2 preguntas más universales -¿De dónde venimos? y ¿Adónde vamos?-. De hecho venimos de la muerte y regresamos a la muerte, eso si coincidiéramos en que la vida es lo que hay en medio de ambas muertes. Las culturas orientales, incluso las culturas ancestrales han rendido un respeto a la muerte como algo realmente natural incluso divino. La conexión con el Universo a través de la muerte es algo tan innato y evidente que quizás deberíamos debatir con toda naturalidad la hermosa filosofía de ésta. Lejos de la imagen de la muerte que nos llega a través del cine o de la morbosidad que nos llega a través de nuestra anticuada cultura nacional, de sacerdotes vestidos de negro con sus caras demacradas y huesudas, la muerte representa la reconexión con nuestro lado más espiritual: soltamos todo lo material que nos aferra a lo terrenal y entramos en comunión con nuestra espiritualidad más profunda. Desde antiguo, lo maestros budistas acompañaban a los moribundos, en su etapa final de la vida en la tierra, a través de un sabio proceso de integración entre el ser de la persona y su lugar en el Universo. Muchas culturas amerindias rendían un culto amoroso a la persona que estaba a punto de abandonar su cuerpo, para reconducirlo hacia lo divino. Incluso, algunos pueblos sufíes relataban, sin rencor y con mucho respeto, al difunto las cosas malas que había hecho en vida (en lugar de las buenas), con la sana intención de hacer que su alma tuviera en cuenta lo dicho por sus familiares y amigos para purificar, corregir o transformar sus actos venideros. Nuestra cultura occidental vive la muerte también con un respeto inmaculado, pero no es la forma sino el fondo lo que marca la diferencia ¿Qué hay detrás de la vida según nuestra cultura? Algunos opinan que nuestra vida llega al fin y acabamos en la "nada"; algo parecido a los antiguos vikingos cuando sus drakkars caían por las cataratas del final del océano, al abismo de la "nada universal". Sin embargo, lo que ha unido a la humanidad en torno a la muerte, es que tras la vida todos vamos a reunirnos al Reino de los Dioses que nos corresponde, según la filosofía que nos toca vivir.  En definitiva, todo tiene solución, incluso la muerte.
 
¿Qué hay después de la vida? Mucha gente me lo pregunta y no soy teólogo, ni religioso, ni filósofo, ni tanatólogo. Yo no sé nada sobre la muerte. Yo no soy el más indicado para responder a esta pregunta porque ha veces me digo a mí mismo: -¿Y si todos estuviéramos equivocados y luego es algo completamente diferente a lo que nos han enseñado? ¿Y si nadie tuviera razón? ni cristianos, ni budistas, ni musulmanes, ni judíos, ni amerindios, ni mayas, ni egipcios, nadie-. Sí, supongo que sería poner en tela de juicio una sabiduría ancestral y universal. Pero para eso está la filosofía, para hacerse preguntas sin esperar una respuesta. A veces es mejor quedarse sin respuesta que una contestación partidista y absurda. Pero que nadie se asuste, solo es una simple pregunta personal que no pretende tirar por tierra ninguna idea filosófica.
 
Lo único que hasta ahora me ha enseñado la muerte es, que tras la pérdida de un ser querido, nos invade una sensación de abandono increíble, un vacío existencial o un derrumbamiento de las estructuras internas. En muchos casos personales va acompañado de complejos como la culpa o la responsabilidad. Y es que cuando alguien importante en nuestro entorno cruza el paso de la vida a la muerte, a veces no importa a dónde va el alma del difunto, si ya no está con nosotros.
 
Como decía un amigo mío y filósofo de tabernas, la vida es una peligrosa aventura de la que no saldremos vivos de ella. Humor negro :-)
 
 
Ilde García
Psicoterapeuta y Nutricionista
Colaborador Instituto AMI y Centre positiva-Ment
ildegarciachica@gmail.com
T. 628 704 281

martes, 15 de abril de 2014

LA IMPORTANCIA DE MEDITAR


En el anterior artículo llamado "El momento presente" hable de la importancia de vivir el aquí y el ahora. Algunas personas me han hecho comentarios y preguntas muy interesantes, pero hay una cosa que inquieta a muchos-¿Cómo consigo llegar a ese estado de abandonar mi mente para vivir el aquí y ahora?- o incluso me dicen -Es que yo, cuando me pongo a meditar, siempre acabo pensando en los problemas cotidianos y me descentro de la meditación ¿eso es malo?-. Me gustaría haceros un comentario ¿Os acordáis de la película "Come, reza, ama" que protagonizaban Julia Roberts y Javier Bardem? Hay una escena en que, el personaje que encarna Julia Roberts, esta haciendo su ejercicio de meditación diaria y su pensamiento no se apartaba de cómo debía decorar su sala de meditación. Tenía su mente puesta en un momento futuro, en un proyecto en el que le estaba poniendo mucha ilusión; pero también podría haber sido invadida por un pensamiento de carácter traumático, cosa que sucede a menudo. Los que hemos pasado por eso nos vemos muy bien reflejados porque es natural. Al igual que un deportista se entrena para competir, un meditador entrena su mente para abandonar sus pensamientos. Es el proceso natural de las cosas. En las clases que dirijo tanto de meditación como de otras disciplinas (Chi-kung, Tai-chi) siempre les digo a los participantes: -No os preocupéis si no os sale bien. Para hacer bien las cosas, primero hay que hacerlas mal. Es el proceso natural. Permitíos hacer mal las cosas sin juzgaros ni autoexigiros demasiado-. Y es que la mente tiene mucha fuerza, tanto la consciente como la inconsciente. La mente actúa como el dial de una radio, puede sintonizar con un recuerdo del pasado y con un proyecto futuro en un instante. Sin embargo, la mente, tarde o temprano tiene que dejar de sintonizar, debe tender al equilibrio en el momento presente, en ese momento en el que no sucede ninguna reacción emocionalmente agitada. Es la agitación mental la que lleva al cerebro a producir ondas gamma, que son las más fuertes debido a las situaciones más extremas que nos podrían llevar a trastornos graves.
 
La meditación nos ayuda a relajar la mente, a omitir los pensamientos y recuerdos del pasado, que no son funcionalmente importantes para vivir el momento presente. La meditación es sanadora y nos lleva a estados de bienestar y tranquilidad. Desde el bienestar de la mente se origina la sanación de las emociones y del cuerpo físico. Incluso, casi milagrosamente, se sana también las cosas del entorno.
 
Mente sana ==> Emociones sanas ==> Cuerpo sano ==> Entorno sano
 
Si quieres que tu entorno cambie, empieza por cambiar tú.
 
Om Namah Shivaya
 
 
Ilde García
Psicoterapeuta y Nutricionista
Colaborador Instituto AMI y Centre positiva-Ment
T. 628 704 281

viernes, 11 de abril de 2014

EL MOMENTO PRESENTE

Cuántas cosas pasan por nuestra mente, la mente racional, la consciente, allá donde sucede toda nuestra vida reciente y nos cuesta tanto resistir su influencia: me refiero a las cosas cotidianas, el trabajo, la familia, los problemas, las facturas, los embistes del banco y de hacienda, las responsabilidades laborales, el enfado con aquellas personas que amas y todo un larguísimo etcétera que hace que nuestra mente no pare y sea como la rueda de un coche que gira, gira y gira pero no se detiene nunca.
 
¿Pero por qué sucede esto? aunque la respuesta parezca fácil tiene su complejidad. Nuestra mente racional vive en 3 momentos: el momento del pasado, el del presente y el del futuro.
  • En el pasado se almacenan los hechos que una vez sucedieron y que rescatamos normalmente por el motivo que sea.
  • En el futuro se almacenan nuestras ilusiones, los proyectos, nuestros deseos que aún no se han cumplido.
  • En el presente no se almacena nada, solo se vive el instante actual, sin más.
Cuando meditamos pueden pasarnos 2 cosas: que nos olvidemos de todo y consigamos dejar la mente en blanco y sin pensamientos (esto es lo ideal) o que se nos pasen muchos pensamientos por la cabeza, cosa que suele suceder con mucha frecuencia en los meditadores. Algunos no consiguen quitarse de encima las mil preocupaciones y claro, se frustran porque creen que no saben meditar y no es así. Cuando conseguimos mantener la mente libre de pensamientos alcanzamos un estado de relajación, de paz y de bienestar muy bueno, un estado en el que nos gustaría mantenernos el mayor tiempo posible. En este estado no existe nada, solo tú y la paz de tu alma, es un momento único y maravilloso. Ahí, en ese momento estamos viviendo el MOMENTO PRESENTE, eso es el presente. Porque nada de todo lo que ha sucedido anteriormente ni nada que desee proyectar para el futuro tiene importancia, tan solo la vivencia del instante efímero en el que nos encontramos. Si alguna vez subes una montaña (no es necesario que tenga 3.000 mts. de altitud, cualquiera vale), una vez allí observa hacia abajo, hacia los pueblos y ciudades, hacia todas las personas que se han quedado allá a tus pies mientras que tú estás ahí arriba. Observa ese momento y te darás cuenta de una cosa: que por muy grandes que sean tus problemas, allí carecen de sentido. En ese momento estás viviendo el aquí y ahora. Un momento muy sanador para darle un descanso a tu mente y a tu alma. No es necesario que practiques montañismo: da un paseo por un parque, siéntate en un banco, pasea por la playa, queda con alguien especial para ti, medita, mira un documental paisajístico, canta, baila, lo que sea que te devuelva al momento presente y disfrutes. Hay un viejo proverbio cheroki que dice:
 
Si crees que tus problemas son grandes, sube a lo alto de aquella montaña y desde allí los verás con su verdadera dimensión.
 
Carpe Diem
 
Ilde García
Psicoterapeuta y Nutricionista
Colaborador Instituto AMI y Centre positiva-Ment
T. 628 704 281

martes, 8 de abril de 2014

LA PROYECCIÓN DE DIOS

 
 
Hoy quiero hablar de Dios pero no de religión si no de Dios. La humanidad se ha pasado la vida hablando de Dios y de cómo es Dios y del vestido que usa y del color de sus ropas y de si tiene barba o no y del lugar que habita y de las cosas que hace, etc. Desde hace años hemos visto como la gente se mata en nombre de Dios, se pelea, se insulta, personas que tienen una conducta intolerante, inhumana e inmadura. A mi, al igual que a la grandísima mayoría de vosotros, siempre me ha preocupado esta visceralidad tan sinsentido, esta absurda lucha que solo nos lleva a cometer atrocidades en nombre de Dios. Y realmente no sabía por qué.

Hace unos días lo comprendí cuando un amigo mío me enseñó un sencillo experimento de luces y sombras muy interesante. Colocó 2 cartulinas blancas en ángulo recto y un cilindro colgado. Al proyectar una luz desde un lado del cilindro la proyección sobre el plano de la cartulina era un rectángulo (dibujo de la izquierda). Después cambió la bombilla de lugar y la proyección sobre la otra cartulina era un círculo (dibujo de la derecha). Luego dijo: Dios es este cilindro y la humanidad se encuentra en la dimensión de la cartulina. Dios se proyecta sobre una cartulina en forma de rectángulo, por lo que las gentes que vivan en ese lado de la cartulina lo verán de forma rectangular, defenderán su rectangularidad, incluso no aceptarán otra forma divina que no sea el rectángulo porque para ellos Dios es rectangular. ¿Pero qué sucede en el otro lado de la cartulina? Que Dios se proyectará en forma de círculo, por lo que las gentes que vivan en ese lado de la cartulina lo verán de forma circular, defenderán su circularidad, incluso no aceptarán otra forma divina que no sea el círculo porque para ellos Dios es circular. PORQUE ASÍ ES COMO SE VE A DIOS DESDE LA TIERRA, UNOS COMO UN CÍRCULO Y OTROS COMO UN RECTÁNGULO. Lo que vemos de Dios en la Tierra es tan solo una simple y burda PROYECCIÓN que nuestra mente racional acepta como tal. Pero ¿Cuál es la VERDAD divina? Que Dios es un CILINDRO, pero ese concepto cilíndrico no se comprende en la Tierra.

¿Quieres entender qué forma tiene Dios? empieza a ver a Dios y a las personas que te rodean desde el AMOR y no desde la RAZÓN. Porque el amor sí puede entender el concepto multidimensional del cilindro, mientras que la razón solo se limita a la dimensión terrenal.

Feliz día a todos

Ilde García
Psicoterapeuta y Nutricionista
Colaborador Instituto AMI y Centre positiva-Ment
ildegarciachica@gmail.com
T. 628 704 281

viernes, 4 de abril de 2014

LA PSICONUTRICIÓN

¡¡¡No me gusta la verdura!!! ¡¡¡No me gusta el pescado!!! ¡¡¡Yo no como carne!!! Cuánto rechazo a muchos alimentos o grupos alimenticios. Pero lo que la mayoría no sabe es que detrás de un rechazo alimentario o de una intolerancia hay un origen psicológico, una conducta errónea, incluso un trauma. Casi con toda seguridad esa conducta no parece evidente o incluso parece no tener ningún sentido.

¿Pero cómo se pueden relacionar el rechazo a un alimento con una conducta? La comida tiene mucha información: el sabor, la textura, el olor, la sensación, la temperatura, etc. Cuando en una cata de vinos el enólogo dice "este vino tiene un carácter atrevido y un sabor intenso que..." está conectando con la psicología del producto. Esa psicología entra en contacto con el mundo interior de la persona que bebe ese vino y se produce una comunicación. Con la comida pasa lo mismo, se produce una comunicación interna entre los caracteres de ambos, el de la comida y el del comensal, que lleva a una relación entre los dos; por lo tanto, esa relación puede ser provechosa o puede suponer un rechazo. De la misma manera que en psicoterapia trabajamos con personas que tienen dificultades para relacionarse o sociabilizar con los demás, en psiconutrición trabajamos con personas que tienen dificultades para relacionarse o sociabilizar con la comida.

Pero ¿Dónde está la clave? La clave está en el arquetipo que define el carácter del alimento y de la persona, esa simbiosis es la que nos lleva a descubrir esa relación entre ambos.

Una persona de 35 años de edad entró en consulta con la sana intención de perder 10 kilos para el verano. Después de haber pasado por más de 30 dietas y ninguna le había funcionado decidió venir a psiconutrición. Al estudiar su caso de gordura que se resistía a perder, descubrimos una conducta oculta que tenía origen en un trauma infantil, basado en un rechazo inconsciente por parte de la madre ¡¡Cuidado!! esto no significa que todos los casos de obesidad tengan que ver con una relación de rechazo con la madre. La relación entre la persona y la comida requiere de un compromiso importante con uno mismo, una relación sana, una cuestión de autorespeto y de autoestima.

Quizás ahora pueda quedar más claro el sentido de la mítica frase "Mens sana in corpore sano".

Buen provecho

Ilde García
Psicoterapeuta y Nutricionista
Colaborador Instituto AMI y Centre positiva-Ment
ildegarciachica@gmail.com
T. 628 704 281