Dice un cuento tibetano que iban caminando dos monjes camino del monasterio. Un monje viejo, el maestro y un monje joven, el discípulo. Caminaban bajo un silencio meditativo cuando escucharon no muy lejos de allí el llanto de una mujer. Atraídos por el dolor del llanto los monjes se acercaron hasta el río donde encontraron a una mujer joven llorando desconsoladamente. El maestro se acercó y le preguntó a la mujer: -¿Por qué lloras así?- a lo que la mujer le respondió -Lloro porque mi madre está muy enferma y tengo que ir a buscar al médico, que vive en la casa que hay al otro lado del río, pero no puedo cruzarlo. Si el médico no atiende a mi madre, se morirá-. Entonces el monje viejo tomó a lomos a la chica y avanzando lentamente pero con seguridad la consiguió dejar al otro lado del río. La chica agradecida por la ayuda continuó el camino a casa del médico mientras que el maestro regresó junto al discípulo y después continuaron camino al monasterio. Tras dos horas de caminar bajo un meditativo silencio el joven discípulo le dijo a su maestro: -Maestro, sabiendo como sabe que no debemos de tocar a las mujeres ¿por qué ha hecho eso?- Y el maestro le respondió tras un minuto de meditar la respuesta: -Yo la he cargado durante cinco minutos y tú llevas dos horas con ella a cuestas.
Preguntas:
¿Cuántas cargas del pasado llevas en tu mochila?
¿Cuánto tiempo hace que las llevas?
¿Qué daño te provocan esas cargas?
¿Conoces la relación entre tu dolencia y esas cargas?
Si tus respuestas han sido, muchas, mucho, mucho y no, entonces tienes un problema bastante grande. Un problema que seguramente compartes con el resto de la humanidad, pero no nos debería de consolar un argumento así.
Este pequeño cuento tan solo nos recuerda que hagas lo que hagas, tanto si está bien como si está mal, ya pertenece al pasado. y el pasado no existe, solo en nuestro recuerdo. Todos aquellos sucesos que acontecieron los almacenamos en forma de tormento, de rabia, de ira, de frustraciones y de traumas que nos provocan a nivel físico dolores de cervicales, de espalda, de rodillas, etc. y a nivel de conducta limitaciones y negatividades que nos impiden desarrollar nuestra vida como realmente quisiéramos. Y lo peor de todo es que aún quedan personas que sigan creyendo en que una pastilla milagrosa pueda curar un mal que llevamos arrastrando toda una vida.
Tu cuerpo contiene una sabiduría muy grande, solo tienes que escuchar lo que dice y sabrás qué te sucede, cuál fue el mal que te acechó en tu pasado y cómo solucionarlo ¿Te gustaría saber cómo se hace?
Ilde García
Psicoterapeuta
Colaborador Instituto AMI, Centre Positiva-Ment i centro Ámgeles
de Mataró i Centre La Font de cardedeu
M. 628 704 281
ildegarciachica@gmail.com
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