domingo, 15 de junio de 2014

¿QUIÉN ME VISTE A MI?

¿Qué somos? ¿Qué nos sucede hoy? ¿Por qué nos sentimos hoy de esta manera? La respuesta está en nuestro entorno pero sobre todo en nuestra ropa y nuestro abalorios. Hoy me he levantado por la mañana y mi gran dilema es: ¿Qué ropa me pongo? Y luego me digo: ¿Con qué puedo conjuntarlo?
Me dirijo al armario y a mis cajones y empiezo la "Impossible Mission" de elegir. Un pantalón, una falda, una blusa, una camiseta, una camisa, los colores, la combinación de estilos, una pulsera, un colgante. Me miro al espejo y me digo: espejito, espejito ¿estoy guapa-o esta mañana? Y el espejito te dice: -Anda ya, mira el reloj que se te hace tarde. Salimos de casa y aunque nadie te dice nada a todo el mundo le gusta como vas. Pero las dos grandes preguntas que nos hacemos los psicoterapeutas son:
-¿Por qué he elegido esta ropa, este conjunto, estos abalorios, que tan bien me sientan hoy?
-¿Quién me viste a mi?
Bueno, de largo es sabido que los colores y la ropa tienen una relación directa con varios aspectos míos: mi estado de ánimo, mi forma de ser, mis intenciones, mis frustraciones, etc... Cuando llega el momento de elegir la ropa mi inconsciente se pone en funcionamiento, aparecen mis necesidades que se ponen de manifiesto y elige un color para cada necesidad. Cada color atiende a una vibración emocional que se complementa o compensa una necesidad o un sentimiento. Los colores están relacionados con diferentes aspectos de la persona, así pues el rojo es la pasión y cuando tenga la necesidad de pasión me llamará el color rojo; el azul es la calma y cuando necesite calma en mi vida me llamará el color azul; el amarillo es la alegría y así hasta definir todo el espectro cromático. Muchos mitos de la literatura y del cine visten según las características de su conducta, así pues un personaje como el Conde Drácula que viste de negro, elegante, con una capa negra por fuera y forrada de rojo en su interior nos está diciendo que su conducta es muy profunda (color negro) por las profundas reflexiones que se va haciendo a sí mismo debido su dolor interior por el amor que frustró vida debido a la muerte prematura de su amada; y la pasión que siente por ella (color rojo del interior de la capa), pasión que lleva por dentro y que siente por ella con toda la fuerza de su alma. Bueno, habría muchísimo que hablar sobre este personaje, por supuesto, pero es un simple ejemplo de lo que simboliza la ropa que llevamos y los colores que usamos para definir nuestro estado de hoy.
Pregunta: -¿Quién me viste a mí?
Respuesta: -Mi inconsciente.

Que tengas un buen día


Ilde García Chica
Psicoterapeuta y Nutricionista
Colaborador del Instituto A.M.I. y Centro Positiva-Ment
ildegarciachica@gmail.com
T. 628704281

miércoles, 4 de junio de 2014

UN ENEMIGO LLAMADO DOLOR

El dolor, ese enemigo público con el que nadie desea encontrarse. El dolor no es fácil de definir ya que es una sensación incómoda y muy desagradable, por la que pasamos como consecuencia de un hecho o reacción. Y permitidme que os diga algo aunque me llaméis masoquista, pero a veces es necesario por muchos motivos. Tengamos en cuenta que el dolor, al igual que las patatas, se mide a kilos. No es lo mismo una molestia, que un dolor, que una contractura o que un pinzamiento.
  • El dolor se manifiesta cuando hacemos un sobreesfuerzo al mover muebles en casa, al trabajar levantando pesos fuertes o en la mayoría de trabajos físicos. Aquí se pone de manifiesto el dolor físico.
  • El dolor se manifiesta tras un choc emocional a causa de una mala noticia repentina que nos a cogido desprevenidos, como el fallecimiento de un ser querido, la ruptura de una pareja o el enfado debido a problemas familiares cercanos. Aquí se pone de manifiesto el dolor emocional.
  • El dolor se manifiesta tras el autoenfrentamiento psicológico que vivo en un proceso psicoterapéutico o de crecimiento personal. Aquí se pone de manifiesto el dolor psicoemocional.
A este último le vamos a hacer una mención especial. El dolor se manifiesta tras el autoenfrentamiento psicológico que vivo en un proceso psicoterapéutico o de crecimiento personal. Muchas son las personas que pasan por la consulta de un psicoterapeuta porque se sienten mal, deprimidos, sin fuerzas, sin ánimos, sin una salida evidente en su vida, etc. El proceso a veces no es fácil, es doloroso y en algunos casos hasta traumático. Siempre intento convencer a los pacientes que no han de ver al dolor en estos casos como la repetición de un sufrimiento sino como una expresión de liberación. MEJOR FUERA DE DENTRO. Y es que el dolor que se instaló en el pasado no duele como tal sino que se manifiesta en forma de síntomas. En el momento de moverlo de ese lugar para sacarlo al exterior, que se encuentra de bien como un marqués, es cuando lo padecemos como dolor. Repito, MEJOR FUERA QUE DENTRO. Nunca sabemos como se puede desarrollar ese dolor y que enfermedad nos tiene preparada, aunque ya me haya acostumbrado a vivir con ese síntoma que me ofrece.
Dicho de esta manera puede parecer que un paciente viene a una sesión de psicoterapia a sufrir y NADA MÁS LEJOS DE ESO. Un paciente viene a una sesión de psicoterapia a liberar esa carga emocional, que hace que no pueda conducir su vida con plena libertad. Pero el proceso requiere de trabajo, tiempo y paciencia con uno mismo.
 
No le tengas miedo al dolor psicoemocional y quítatelo ya de dentro.
 
Que tengas un buen día, sin dolor.
 
Ilde García
Psicoterapeuta y Nutricionista
Colaborador Instituto AMI y Centre positiva-Ment
T. 628 704 281