Cuánto miedo nos dan las serpientes y a la vez sentimos admiración por estos animales tan peculiares. Las serpientes provocan todo tipo de reacciones: estupor, morbo, pavor. Su mirada reptiliana nos hipnotiza y nos atrapa. Como ya sabemos, la serpiente está relacionado, según la Biblia, con el demonio y todo lo banal. No obstante hay mucho que decir sobre este animal. Desde antiguo está relacionado a la Medicina ya que de su veneno se extraen los antídotos y muchas vacunas. Los Mayas hablan de una serpiente divina llamada Quetzalcoatl que en los equinoccios desciende y asciende a través de las pirámides escalonadas. También tenemos el ejemplo de una gran serpiente gigante que protegió a Buda de una gran tormenta cubriéndole mientras meditaba. Los nativos norteamericanos veneraban también a la serpiente. Símbolo de sabiduría, de protección, de calma y de sensatez, además de cualidades como la ligereza, la rapidez, la astucia o la agilidad, la serpiente nos enseña a pensar por nosotros mismos, a ser autodidactas, a no dejarnos manipular por los demás. También nos enseña a pasar desapercibidos, a no llamar la atención, a no molestar ni ser molestados. La serpiente simboliza también una parte de la energía sexual, generadora y creativa, imaginativa y terapéutica.
La gran demonización de la serpiente, por parte de la religión, viene por el rechazo a esa energía sexual creativa y terapéutica. La serpiente tienta a Eva para que Adán coma el fruto del árbol del conocimiento. Es decir que la serpiente, que representa al diablo, custodia la fuente del conocimiento.
Todos llevamos la sabiduría de la serpiente en nosotros pero se hace más evidente en personas que buscan respuestas, que no se conforman con lo que ven u oyen, que sienten curiosidad por las cosas y desean saber el por qué, ya sean científicos, tecnólogos, teólogos, filósofos o esotéricos. Es la pasión por el saber. No se dejan manipular por casi nadie y suelen pasar desapercibidos. No les gusta llamar la atención, son observadores y cuando algo no les parece bien o las situaciones les superan, dan media vuelta y se van.
Si una serpiente te enseña los colmillos, pregúntate qué les estás haciendo, antes de hacerle cualquier daño.
La sabiduría es como las estrellas
Brillan en la oscuridad, nos guían cuando nos perdemos
y las hay a millones
IGC
Ilde García
Psicoterapeuta y profesor de taichí
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