Hace muchas décadas, cuando el Tíbet aún no había sido invadido por la China Maoísta, el Dalai Lama le dijo a Mao en una de sus visitas:
-Nosotros no necesitamos vuestra nueva medicina. Todo lo que necesitamos para sanar está en nuestra mente-. El Dalai Lama nos dice (no solo él, muchos también han postulado esta idea) que si obras en consecuencia según los designios de tu corazón, tu cuerpo y tu mente se mantienen sanos y fuertes, pero si tu mente gobierna tu vida desoyendo a tu corazón entonces aparece la enfermedad.
Hace tiempo conocí el caso de un paciente que se estaba enfrentando a una decisión importante en su vida y tenía que elegir entre si aceptaba elegir un nuevo trabajo de 1.900 euros al mes, haciendo una labor que no le gustaba mucho, en una oficina con luz artificial, con un jefe demasiado exigente y con fama de puñetitas y con un horario desajustado a su vida; o bien quedarse en su trabajo actual de 1.100 euros, haciendo algo que le gusta y le llena, relacionándose con personas agradables que ya conocía y con unos horarios compatibles con su vida personal. Le pedí que hiciera un ejercicio de visualizarse en el nuevo lugar de trabajo. Tras unos minutos de introspección el paciente empezó a sentirse mal, mareado, empezó a somatizar pinchazos en el estómago y sufrió emocionalmente un vacío importante. Al abrir los ojos me dijo: -si, ha sido horrible pero es que el sueldo me puede dar una mayor libertad y no tener que preocuparme cada fin de mes por los recibos ni por nada-. Cuando las personas me preguntan ¿qué debo hacer? yo les respondo que no lo sé, que como decía el Dalai Lama tenemos que escuchar a nuestro corazón. Finalmente el paciente eligió dejar su trabajo y coger el nuevo. En mi modesta opinión creo que le pudo más el poder del sueldo que el poder de su talento. El nuevo jefe, el puñetitas, lo puso tres meses a prueba y nada más empezar somatizó un costipado que en tres días se convirtió en infección, expectoraba mucho y tuvo fiebre, vómitos y unas migrañas que no había tenido nunca. El hecho de estar más de dos semanas de baja no fue un buen comienzo para esta persona. Al final, el jefe puñetitas, al ver su pobre predisposición por tantos días de baja decidió no esperar a los tres meses de prueba y se deshizo de él. El cuerpo habló. Pasó de tener un trabajo que potenciaba su talento aunque con un sueldo justito a intentar una nueva gesta por un sueldo holgado y quedarse finalmente sin el uno y sin el otro. Después de mucho luchar, consiguió que lo readmitieran en su antiguo trabajo.
A veces, las conversaciones entre la mente y el corazón son como debates televisivos en los que casi siempre gana la mente. La verdadera valentía es hacer caso tu corazón que es el que te llevará a recuperar tu salud, tus fuerzas, tus ganas de seguir adelante y sobre todo tu libertad.
¿Cuántas cosas has hecho a lo largo de tu vida sin escuchar a tu corazón?
A veces la mente racional nos conduce a un paraíso
en el que nos convertimos en esclavos de las circunstancias
(Un buen amigo)
Ilde García
Psicoterapeuta
y profesor de taichí
T. 628 704
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