Hoy, como cada mañana, el sol sale para todo el mundo y, como siempre, el sol ilumina los pueblos y ciudades donde viven personas de todo tipo, de todas las culturas y de todas las condiciones. Dicho de otro modo, que a todos nos ilumina el mismo sol pero no todo el mundo se deja iluminar. Una vez una persona que yo considero muy sabia y especial me dijo: -la diferencia entre un sabio y un tonto solo es solo una, que un sabio aprende incluso de un tonto, pero un tonto no aprendería ni de un sabio-. Esta frase se me quedó muy grabada en mi mente ya que después me dijo: -Pero cuenta que un tonto no es así porque no sepa aprender sino porque algo lleva en su interior que le bloquea el aprendizaje-.
No quisiera que este artículo parezca una crítica a personas que son consideradas "tontos", de hecho no creo que haya tontos en el mundo, solo hay personas que no han coincidido con las personas pertinentes ni en las circunstancias adecuadas que le pueda permitir un desarrollo del "yo".
La sabiduría se construye de muchas maneras: estudiando, aprendiendo, observando, percibiendo, experimentando, viviendo, compartiendo, respetando y siempre eliminando barreras y abriendo nuevos caminos. Sin embargo no nos olvidemos nunca que la sabiduría, que todo el conocimiento adquirido, que el desarrollo del "yo" nunca es posible si la persona no vive un entorno adecuado, unas personas que lo ayudan, una familia que lo apoya y mucha gente que le dicen tanto lo bueno como lo malo. La inteligencia emocional es posiblemente la carta más importante que tiene un sabio y debe hacer uso de ella en cada momento de su vida.
Es bien sabido por todos que el ego (sí, el que está subido en la poltrona) es siempre el peor enemigo de la humanidad. El ego es, posiblemente, el mal endémico más destructivo del mundo. Por culpa del ego muchas vidas son sacrificadas injustamente. En el evangelio Jesús fue tentado por el demonio, también Siddharta fue tentado por las hijas de Mara y ambos, al vencer el ego a través de las tentaciones mundanas consiguieron dar ejemplo al mundo del alcance tan multidimensional que tiene el poder del corazón. La madre Teresa rechazó un programa de Marketing que hubiese impulsado su difusión y gracias a ese rechazo los demás entendieron la verdadera finalidad de la fundación. Ejemplos hay muchos pero la única verdad es que el ego entorpece al corazón, que es el motor de la sabiduría terrenal y espiritual.
Solo soy una gota en el océano
pero sin esa gota, el océano estaría incompleto.
Madre Teresa
Ilde García
Psicoterapeuta y profesor de taichí
T. 628 704 281
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