"Caminante son tus huellas el camino y nada más". Así empieza uno de los poemas más famosos de Antonio Machado, pero ¿qué quería decirnos el poeta? Es evidente ¿no? que el destino es algo que nos vamos construyendo paso a paso, que no estamos condicionados a un futuro del que dependemos, que no somos esclavos de nuestra circunstancia y sin embargo creemos lo contrario ¡qué triste! A veces nos vemos arrojados al pozo del destino sin la esperanza de salir, pero con la esperanza de que en ese pozo encontremos todo lo que nos satisface. Seamos realistas, al fin y al cabo es "un pozo". Cuando tenemos dos opciones en la vida algo nos lleva a escoger una y desechar la otra y entonces nuestra mente racional valora esa elección según lo que valga, según lo que me proporcione o según lo que más me convenga.
Muchas veces la opción que más nos conviene la podemos llegar a ver como la más diabólica, por lo tanto desecharla y llegar a un punto muy crítico. Este fue el caso de una persona que vino a mi consulta hace unos años, porque un miembro de su familia la maltrataba psicológicamente, la humillaba, la vejaba y la chantajeaba. Su vida era un infierno personal pero nunca movió un dedo porque era su responsabilidad. Por desgracia, y tras años de no saber nada de ella, supe por terceros que tuvo que ser ingresada en varias ocasiones en pabellones psiquiátricos por intentos de suicidio.
Cuando alguien me pregunta: -tengo dos opciones ¿cuál escojo?-, yo siempre respondo lo mismo: -Haz el ejercicio, con los ojos cerrados, de visualizarte en ambas situaciones y escucha a tu corazón, él sabe lo qué es lo mejor para ti. Pero elige algo, nunca te quedes sin elección. Cuando elijo algo, si acierto me da satisfacción y si fallo me da experiencia; pero lo que no elijo me provoca siempre frustración.
Tenemos la misión de aprender a distinguir entre destino y camino. La diferencia es que en el destino soy ajeno a la responsabilidad que ello conlleva, mientras que en el camino soy yo quien decide cada paso que doy, hacia donde y con qué intensidad. O dicho de otra manera: el que vive en el destino es un "hijo de Dios", mientras que el que vive en el camino es un "adulto de Dios".
Hasta que el inconsciente no se haga consciente
El subconsciente seguirá dirigiendo tu vida
Y tú lo llamarás destino
Carl Gustav Jung (foto)
Ilde García
Psicoterapeuta
y profesor de taichí
T. 628 704
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