A veces, cuando tenemos que enfrentarnos a según que situaciones, nos vemos volcados a buscar la culpabilidad en el prójimo, a juzgarlo, a ofenderle incluso a denigrarlo. Es un mecanismo de defensa que nos sale automáticamente y sin pensar. Podemos pasarnos la vida hablando mal de los demás sin saber en el fondo por qué lo hacemos. Lo que no sabemos es que, sin darnos cuenta, estamos proyectando sobre los demás aquello que menos acepto de mi. La falta de madurez emocional hace que no seamos capaces de reconocer esas cualidades en nosotros mismos. La responsabilidad que conlleva el aceptar que YO soy realmente todo eso tan feo y malo que sale por mi boca dirigido hacia el otro, es muy grande para contigo mismo. Lao Tse dice en su obra Tao Te King que "conocer a los demás es sabiduría, pero que conocerse a si mismo es iluminación". Con esta frase, Lao Tse nos enseña la verdadera importancia que tiene el autoconocimiento y el trabajo de la madurez interior para lograrlo. No es fácil.
Una vez, con un paciente en consulta, se quejaba de lo irresponsable que eran algunos de sus trabajadores. Realmente no era para tanto pero los mal juzgaba, incluso como personas y no quería entender las cosas que ellos hacían en sus vidas privadas (no daré más detalles). Recuerdo que por aquel entonces yo tenía unas gafas sin cristales para tirar y, aprovechando la coyuntura, les puse un papel de celofán de color rojo. Cuando aquel paciente volvió a la siguiente sesión le pedí que se pusiera esas gafas y que me mirara. Le pregunté que cómo me veía y me dijo que de color rojo. Luego le puse a las gafas celofán de color verde y le pregunté lo mismo. Me respondió que me veía de color verde. Entonces le dije que si usaba gafas de colores todo lo vería impregnado con el color de esas gafas y se perdería la verdadera percepción de las cosas. Todas esas críticas y juicios representaban el color de sus gafas simbólicas. Cuando este hombre entendió que todas esas críticas no eran más que sus frustraciones del pasado hasta hoy, solo entonces pudo comprender por qué hacía lo que hacía y pudo corregirlo.
Un dicho oriental dice que <<Cuando me señales con el dedo acusador (el índice) mira bien con cuantos dedos te estás señalando a tí (con 3: meñique, anular y corazón), solo así sabrás a quién estás acusando realmente>>.
Ilde García
Psicoterapeuta
y profesor de taichí
T. 628 704
281
No hay comentarios:
Publicar un comentario