lunes, 7 de noviembre de 2016

TALENTO SECUESTRADO

Cuando el talento está dormido algo más grande aún está dormido también. Los talentos, las capacidades, las habilidades de las personas se hallan en aquellos lugares recónditos de nuestro ser, esperando ser rescatados para así poder ejercer su verdadero poder, sin barreras ni obstáculos. A veces el talento es como esa princesa de los cuentos medievales que está secuestrada en la torre más alta e inaccesible del castillo. Pero siempre hay un "malvado" que secuestra el talento. Pueden ser experiencias traumáticas de vida que nos lleva a una autoprotección a través del miedo. Podría tratarse también de una conducción educativa parental basada en un camino demasiado recto y sin libertad de elección, como es el típico caso de una línea familiar de médicos o abogados o lo que sea, de generaciones en la que el hijo debe continuar con la profesión. Podría tratarse también de años de educación a base de creencias heredadas como el "tú no sirves para..." o también el "tú no te mereces..." entre otras. Y cuando finalmente llega el momento de volar solos, no hacemos otra cosa que perpetuar la dinastía familiar, la educación o la creencia que sepulta cada vez más el lugar donde se hallan nuestros talentos y habilidades.

Pero la Naturaleza en muy sabia y siempre va a encontrar una pequeña rendija para escapar, salir e intentar mostrarse al mundo. Cada vez que nos empeñamos en secuestrar lo que realmente somos nuestro cuerpo enferma. Cuando no desarrollamos nuestras habilidades, esa energía enclaustrada se vuelve en contra y aparecen las enfermedades en la persona: primero a nivel mental, después a nivel emocional y finalmente a nivel físico. A nivel mental empiezan los replanteamientos: me pasa algo pero no sé qué es, necesito hacer tal cosa pero no sé cómo ni por dónde empezar, hay algo que me llama pero no lo identifico, por qué los demás pueden y yo no, etc. Después aparecen las frustraciones por no conseguir sacar esas habilidades, los lamentos, compadecerse a sí mismo y hasta las depresiones, rabia, ira, odio, tristeza, miedos, etc. Finalmente, todo eso pasa al terreno físico a través de una somatización ya sea en forma de desequilibrio nervioso, problemas digestivos, respiratorios o lo que sea.

Aunque otros hayan sido los "culpables" de la sepultura de tus talentos, en ti está la responsabilidad de rescatarlos, desarrollarlos y ponerlos en servicio tuyo y de los demás. Una gran idea forjada en una habitación, no tiene sentido si no sale a la luz y no se desarrolla.


Talento hay mucho
Pero el talento sin trabajo no sirve de nada

Charles Chaplin


Ilde García
Psicoterapeuta y profesor de taichí
T. 628 704 281
e-mail: ildegarciachica@gmail.com

Blog: http://lamiradadelalechuza.blogspot.com.es

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