Recuerdo que cuando era niño jugaba con mis amigos y nuestros padres nos decían siempre cosas como: consigue un buen trabajo, te comprarás una casa bonita, persigue tus sueños, ten un buen sueldo, tendrás una buena esposa o un buen marido, conducirás un buen coche, lograrás unos buenos estudios y muchas otras frases que hacen referencia a perseguir un objetivo concreto. Lo que nuestros padres no sabían, más que nada porque ellos tampoco fueron informados, es que todas esas frases estaban construyendo en nuestras mentes un programa llamado "Deseo". Se nos dijo que nuestros objetivos en la vida eran ir en la dirección de estas metas, conseguir estas cosas u objetos materiales y que eso nos haría felices. Ahora somos adultos y hemos descubierto una cosa de la que tampoco fuimos informados: que la no concreción de nuestros deseos casi siempre nos provocan frustraciones, insatisfacción, tristeza y un malestar con nosotros mismos que se transmite y expande a las personas que conviven con nosotros.
Nos hemos pasado la vida viviendo en el deseo y ahora, de adultos, llegan a nuestras manos libros que hablan de la ley de la atracción, el secreto y lindezas por el estilo, que te dicen: no desees las cosas, solo imagina que ya lo tienes, o bien, pide al Universo lo que desees que se te concederá, pero siempre sin salirnos del terreno de lo material, es decir, dinero, una casa, un trabajo, un coche, joyas, etc. Pero estos libros tampoco te explican que si no lo consigues caes de nuevo en la frustración, insatisfacción, tristeza, etc. Como tampoco te cuentan que tienes que hacer un trabajo psicoterapéutico contigo mismo o con la ayuda de un profesional, para derribar las barreras y los criterios mentales que te impiden todas estas realizaciones.
Pero hay una salida mejor y que, con un poco de autotrabajo y algo de paciencia, se puede salir de esta situación: se trata de vivir fuera del deseo. No es fácil porque, inhabilitar un programa mental que ha funcionado diariamente durante todos los años de tu vida, tiene su complejidad. Se suele caer en el autojuicio cuando fallas una vez, tienes la sensación de que lo que haces es antinatural, el ego te puede, cuando crees que ya lo tienes vuelves a fallar, cada día es diferente, en fin, que es laborioso. No obstante cuando dejas que la vida fluya sin desear las cosas, tan solo aceptando que la vida es como es, ahí que no hay deseo no puede haber jamás frustración.
Una pequeña comunidad de monjes tibetanos fueron expulsados de su monasterio por el ejército chino tras la invasión de la vergüenza. Uno de los monjes le dijo a Rimpoché -¿Qué vamos a hacer ahora fuera del monasterio, sin los budas ni los manuscritos sagrados?- a lo que éste le respondió: -El monasterio tan solo es un montón de piedras, la figura de Buda tan solo es un trozo de madera esculpido, cuando llevas a Buda dentro de ti y el conocimiento de los manuscritos en tu mente, cualquier lugar es un monasterio, incluso debajo de un árbol.
Piensa que lo mismo que tu deseas
lo pueden desear otros.
El deseo te puede llevar,
incluso a asesinar.
De la película
"Primavera, Verano, Otoño, Invierno y Primavera".
Ilde García
Psicoterapeuta y profesor de taichí
T. 628 704 281
e-mail: ildegarciachica@gmail.com
Blog:
http://lamiradadelalechuza.blogspot.com.es
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