Los caballos, esos preciosos animales que tanto nos impresionan guardan dentro de sí una enseñanza extraordinaria. La pasión que refleja tras su ensordecedor relincho nos habla de la fuerza interior tan grande, del poder que desata. Es cuidadoso, protector y fiel a sus convicciones. Su pose esbelta y majestuosa nos está indicando que, allá donde va, es siempre el centro de las miradas, por su atractivo y facilidad para impresionar. Suelen ser personas con un carácter apasionado, tanto en sus relaciones como en su trabajo. Sienten verdadero amor por las cosas que hacen y se suelen entregar en cuerpo y alma a su trabajo. El caballo es observador pero no de frente, es decir, no es obsesivo, tiene una visión lateral que le hace entender las cosas desde dos puntos de vista opuestos: lo masculino y lo femenino. Además de no perder detalle de las cosas. Esa cualidad hace que una persona arquetípicamente "caballo" pueda empatizar mucho desde lo emocional con las otras personas y saber ponerse en el lugar del otro, para entender su posición. El color del caballo nos está indicando un aspecto del inconsciente muy particular: el caballo negro representa la profundidad de su alma, el blanco la pureza y su espiritualidad o el caballo pardo o marrón su capacidad de adaptarse al entorno y entenderse con las personas. El caballo tiene unos deseos de libertad muy grandes, corre por las praderas en todas direcciones y a veces se confunde con el viento.
La libertad es un tesoro
tan brillante y preciado
que solo se rompe
con los barrotes de oro e ilusiones no realistas
IGC
Ilde García
Psicoterapeuta y profesor de taichí
T. 628 704 281
e-mail: ildegarciachica@gmail.com
Blog:
http://lamiradadelalechuza.blogspot.com.es
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